lunes, 18 de marzo de 2013

Mala Jugada

En ese momento los padres de Matías, Hector y Miriam, y su novia se retiraron del restaurante, no se entendió bien por que, pero al parecer estaban enojados por algo.
Era de noche y hacia mucho frio, el invierno había llegado a la ciudad, de repente la puerta sonó y Matías salió decidido a dar un paseo con la idea de olvidar sus problemas, aunque sea por un rato, estaba molesto e iba maldiciendo su existencia a medida que caminaba, y es que resulta que el no estaba muy conforme con la vida que estaba llevando, se había peleado con sus amigos, con su familia y hasta con la persona que lo amaba, únicamente le quedaba su perro Friz.
Caminando por el medio de la calle Italia escucho un ruido y se exalto, estaban solos el y su perro, de repente una silueta salió de entre los arboles de la vereda, era un anciano que parecía tener muchas dificultades para mantenerse en pie. “¿Se encuentra bien?” le pregunto Matías, “Si no te preocupes, no es nada” contesto tardíamente el anciano, “Pe.. ¡pero si esta sangrando!” le señalo el joven, mientras del abdomen del viejo caían las gotas de sangre por un corte bastante profundo que tenia, “No pasa nada dije!... “ dijo enfurecido, “Mi nombre es Pere y no tengo mucho tiempo, así que… ¿podrías hacerme un favor?” le pregunto el extraño hombre a Matías, que no entendía nada de nada, pero igualmente accedió, “Llevale este objeto a mi gran amigo Fernando Feres, de la casa Feres… el va a saber que hacer con el”, “Pero… necesita atención medica… aparte yo no se nada de ninguna casa Feres” respondió Matías… pero el viejo no alcanzo a oírle, pues ya se había desplomado en el suelo de la calle con sus ojos cerrados.
Durante su camino de vuelta a casa, Matías aviso a las autoridades acerca del hecho y se quedo pensando el raro objeto que el viejo le había dado, “¿Y esto que cosa es?” se pregunto mientras lo examinaba, “Es una roca bastante bonita pero… ¿valdrá algo?” en ese momento llego a su casa con Friz, dejo la piedra sobre la mesa y se sirvió algo de tomar, sin duda había sido una noche de locos, sin contar la pelea que había tenido con su familia y con su novia Camila, todo el asunto del viejo le resultaba bastante perturbador así que se fue a la cama.

Al otro día ni bien despertó Matías se encontró a Friz jugando con la piedra, el perro iba y venia de un lado a otro, “Dame eso!” le decía el chico mientras corría al animal por todos los rincones, “Por fin! te agarre!, ahora haber que hago con este pedrusco” exclamo victorioso Matías y tras revisar nuevamente el objeto encontró un extraño papel escondido “¿Y esto que será?” se pregunto. Solo había una oración escrita “No debemos preocuparnos, incluso las heridas sanan, las cosas pasan por algo, debemos seguir adelante y jugar lo mejor posible con las cartas que disponemos…”, el resto estaba ilegible, “Al parecer es como una frase, pero parece mas bien un consejo, todo esto es muy extraño” pensó Matías, todo lo que le había tratado de hacer esa noche había salido mal y encima tuvo que presenciar las ultimas palabras de un pobre viejo,  “Pero  no tengo tiempo para preocuparme por esto…”  dijo y salió rápidamente de la casa para ir a trabajar.
En el camino Matías freno en un semáforo, mientras enfrente de sus ojos pasaban tres hombres cargando lo que parecía ser un letrero, que tenia una palmera grande dibujada y en sus letras se leía “ Isla F.E.R.E.S.”, al parecer era para reemplazar el viejo cartel de la tienda de antigüedades que había en esa calle.
Matías estaciono rápidamente en un costado y bajo de su auto, llevaba consigo la piedra del viejo Pere así que cruzo la calle rápidamente con rumbo a la tienda.
Una vez allí, toco a la puerta y vio una persona acercarse, “¿Que tal?, que lo trae a Feres” saludo el vendedor,  sacando el objeto de su bolsillo derecho Matías pregunto “¿Es usted Fernando Feres?” , el hombre miro detenidamente la piedra y acto seguido fue hasta una punta de la tienda, de donde saco una extraña caja, “Así es, mi nombre es Fernando Feres y supongo que te mando Pere ¿no es así?” dijo el vendedor, Matías estaba intrigado así que siguió con la conversación “Si, el me dio esta piedra y me pidió que se la trajera a usted”, en ese momento Fernando abrió la caja que llevaba, puso el pedrusco dentro y se la dio a Matías, mientras decía “Por favor seguime a la parte de atrás de la tienda”.

Cuando entraron en la parte trasera, Matías quedo sorprendido por la cantidad de adornos y objetos antiquísimos que  se repartían a lo largo de la habitación, había  espadas, jarrones, cuadros, escudos todos viejos pero muy bonitos y debidamente cuidados, pero de un momento a otro la mirada de Matías se poso sobre la armadura que yacía en el centro de lugar, era sencillamente majestuosa y tenia unos colores llamativos, “Acá por favor… pone la piedra acá” le dijo Fernando señalando una cavidad marcada en el pecho de la armadura. Matías coloco la piedra en el centro de la cavidad, y de repente una luz azul lo envolvió, “Que… ¿Qué es esto?” pregunto , pero ya era demasiado tarde, ya no estaba en la tienda de antigüedades, sino que había vuelto a su casa.
Ya había caído la noche y todo daba vueltas en la cabeza de Matías, el asunto era extremadamente confuso, así que decidió olvidar por completo el evento de la piedra, abrió la heladera, se sirvió algo de tomar y le dio de comer a su perro Friz quien estaba recostado cerca de su tazón, acto seguido tomo el teléfono e intento hablar con Camila, pero daba ocupado, sin mas ni mas y a pesar de todo lo sucedido esa noche, Matías durmió tranquilo.

La mañana siguiente se despertó bien temprano y salió rumbo a la casa de su novia, todo el camino se la paso pensando que decir, que hacer para disculparse. Cuando llego toco el timbre, Camila se paro en el frente y pregunto “Si ¿Quién es?”, “Soy yo, Cami” dijo Matías mientras la puerta se abría a medias, “Emm… lo siento pero ¿lo conozco?” volvió a preguntar ella, “No me reconoces, soy yo. Matías” respondió Matías, pero Camila no parecía saber de el.
Molesto y frustrado Matías intento e intento convencer a Camila de que eran novios y se conocían, pero no hubo caso, y después de que ella llamo a la policía, decidió salir de ahí, “Que loca esta piba, mira que no atenderme después de que me vine hasta acá” decía Matías mientras subía a su auto, había decidido ir a ver a sus padres para aclarar las cosas, pero cuando llego a su casa, ellos no parecían reconocerlo como su hijo, “Nuestro Matías murió hace ya 3 años, ¡como es posible que tengas cara para venir a hacernos esas bromas pesadas!” se enfureció su padre, Hector , mientras llamaba a seguridad.
 Matías seguía sin entender ,“¿Así que estoy muerto?, ¿Camila no se acuerda de mi?, nada de esto tiene sentido ¿ pero que les pasa a todos hoy?, ya se , seguramente siguen molestos pero ya se les va a pasar… supongo” pensó cuando se iba.
Cuando llego a su casa Matías encontró a Friz en la puerta, parecía triste de algún modo, “no sabes que día tuve Friz, me echaron de todos lados” le dijo al animal al mismo tiempo que se agachaba para tomar un sobre que había en el piso, “Estimado Solicitante, le informamos que se a rechazado su solicitud para trabajar en la empresa F.E.R.E.S. S.A.” decía. Matías no entendía nada mas, Feres era el apellido del dueño de la tienda de Antigüedades y no era una empresa, además no tenia familia, ni novia, ni trabajo, era evidente que esa no era su vida, “¡Pero que esta pasando!” grito, “¿No tendrá que ver con esa piedra endemoniada no?” se pregunto después. El perro soltó un ladrido, era el único que lo recordaba, entonces Matías se quedo mirándolo fijamente, pero de repente Friz salió corriendo hacia la calle, “¿¡A donde vas Friz!?, veni para acá” dijo el joven mientras salía tras el.
Hacia frio y dos siluetas corrían incesantemente por las calles en plena noche, “¡Vayan a dormir locos!" se escucho desde un edificio, pero no había caso los dos corrían y corrían hasta que de repente el perro se detuvo en una esquina bastante alejada, “¡Friz!, ¡Congelado! ¡Congelado! ... quédate ahí por favor” le pidió Matías que no había reconocido el lugar, pero Friz no hizo caso alguno y cruzo la calle rápidamente, entonces Matías pensó que otra ves iba a escapar, pero no fue así, el animal se quedo sentado frente a lo que parecía ser un local abandonado, cuyas ventanas estaban tapadas con madera y la fachada se caía a pedazos.
De repente Matías se sintió cansado, al parecer había sido por correr, pero no estaba agitado, “Quizá sea solo el frio” pensó mientras cruzaba, “¿Ahora te vas a quedar quieto?” le pregunto a su mascota que le respondió con un ladrido, “Bueno, volvamos a casa que estoy exhausto…” dijo Matías cuando de repente comenzó a sentirse algo mareado, tuvo que arrodillarse “¿Que me pasa?” se pregunto, y entonces noto un extraño papel debajo de la pata de Friz así que lo tomo. Mientras lo abría recordó otra vez la piedra y aquella frase que había leído en aquella ocasión… al parecer era la continuación del anterior y decía

“[…] Y es que la vida es un juego y no digo que a todos nos pase, pero es verdad que en algún momento de nuestra vida algunos de nosotros nos sentimos vacíos, como que no tenemos nada ni a nadie, y si es una situación difícil, pero pensemos que aun así todavía tenemos un compromiso, un deber que cumplir como especie, como seres humanos, algo que pasar a las generaciones que siguen, atraves de canciones, escritos, películas, fotos.
Todos tenemos un sentido por el que vivir, algo en que creer, lo correcto, solo hay que encontrarlo.”

En ese momento, Matías se levanto como pudo, estaba muy mareado y débil. Friz quien seguía a su lado, lo seguía con la mirada inquietamente, como poseído, y después de un largo silencio oyó a su dueño decir: “Volvamos, a casa Friz, mi fiel amigo, una vida nos espera”

Así los dos volvieron caminado, y pasaron por la calle Italia, donde Matías tiro el papel que habían encontrado.









Escrito Originalmente por @Sanctus_ cualquier semejanza con la realidad es ciencia ficcion.

lunes, 4 de marzo de 2013

Anotado

Lo único que recordaba era que lo había prestado por alguna razón, quizá estaba enamorado, quizá solo quería hacer una buena acción, no lo sabremos nunca, lo que es seguro es que ahora su vacío fue cada ves mas grande, hasta que recibió ayuda inesperada.
Todo comenzó una primavera, cuando Luis volvía de la casa de Antigüedades de Don Atilio, esa que quedaba en la calle Illia al 373, mientras cruzaba la calle por la senda, se choco con una extraña mujer, el le pidió perdón, ella le sonrío y siguió su camino sin decir nada, “Tan apurada ibas a estar” soltó Luis por lo bajo y avanzo por la calle.
Ya llegando a su casa, se encontró un hermoso gato negro y de ojos verdes al costado de su vereda, estaba lastimado y salía sangre de una de sus patitas, “Oh, probecito, ¿Quién te hizo esto?” pregunto Luis mientras alzaba al animal, “Vamos, que voy a curarte” dijo al abrir su puerta.
Pasaron unos minutos hasta que Luis pudo encontrar las vendas en el botiquín, y luego de curar al gato se sentó en su sillón a descansar un rato, no pudo dormirse por que sintió que alguien lo observaba, entonces giro la cabeza y ahí vio unos ojos verdes grandes posados sobre el, “Supongo que tengo que ponerte nombre” dijo Luis, “Te voy a llamar Gouto… o ¿suena muy raro?” dudo, “No, así esta bien” concluyo, mientras en la puerta sonaba la campana que tenia a modo de timbre, “Ya va!” grito al mismo tiempo que se levantaba.
Era Cintia su vecina, “¿Cómo estas Luis?” pregunto ella, “Bien, ¿vos? ¿Qué te trae por acá?” respondió Luis, “Vine a pedirte un favor, necesito que me prestes tu anotador” , la cara de Luis se desdibujo un poco, no entendía para que quería su anotador personal, pero al final acepto, “Acá esta, cuídalo por favor te lo pido, es muy valioso para mi” le dijo el, “Desde ya Luis, no te preocupes, termino lo que tengo que hacer y te lo devuelvo, Ahh… y muchas gracias” respondió ella mientras le daba un beso en la mejilla y se iba.
 “¿Vos que pensas Gouto?, ¿De que iba todo esto?” pregunto Luis al aire mientras miraba al Gato,  la idea era un poco extraña, el anotador era muy importante para Luis, en el guardaba muchos recuerdos en letras, palabras, oraciones y tenia varios stickers, regalos de gente que estimaba demasiado, entonces ¿Por qué lo presto?, Cintia era una chica que atraía a Luis, probablemente eso fue la razón, sin embargo el no lo sintió de esa manera, quizá actúo inconscientemente, a pesar de que lo pensó no hallo respuesta y decidió irse a dormir.

Los días pasaron y pasaron, pero nuestro amigo no tenia su anotador, estaba triste y desilusionado, quien sabe cuantas historias y recuerdos valiosos para Luis se perdieron en el tiempo, quien sabe cuantas historias no fueron escritas, “¿Y si compro uno nuevo?” pensó, “nah, hoy paso y se lo pido”. Y así fue como en el camino de vuelta, fue directo a lo de Cintia, sin pasar por la casa de Antigüedades de Illia al 373, y ni bien llego toco el timbre, pero no había nadie, así que decidió ir a su domicilio.
Cuando abrió la puerta, Luis vio a Gouto subido al sillón, parecía feliz de algún modo, su pata seguía lastimada pero de algún modo se las ingenio para subir allí, Luis noto que debajo del gato había algo brilloso, entonces se acerco, y noto la forma de un cuaderno, con cuidado levanto al animal y tomo el objeto, era un anotador con un moño.
“Como llego esto acá” se pregunto Luis, el cuaderno era viejísimo, gris con unas estrellas dibujadas en los costados de las tapas, sus hojas estaban gastadas pero bastante bien conservadas y totalmente en blanco, a excepción de la primera que estaba escrita con tinta china y era una frase que decía: “Imaginemos nuevos sueños”, “Bueno al menos voy a poder escribir algo, gracias Gouto!” dijo mientras dejaba al gato en el otro sillón, esa noche Luis ni se cuestiono acerca del cuaderno, quizá llego ahí como por arte de magia, pero solo se limito a escribir, estaba otra ves eufórico por lo que gasto casi toda la tinta negra que tenia.

Al día siguiente Luis se levanto temprano y fue a trabajar, de regreso paso por la casa de Antigüedades pero estaba cerrada y con un letrero de “se vende”, así que fue directo a su hogar.
Ya habían pasado casi 2 meses desde que Cintia se había llevado su anotador, sin embargo el estaba feliz de algún modo, Gouto estaba recuperado y recorría la casa con celeridad, cosa que le alegro ver, Luis comenzó a escribir otra vez, en esta ocasión intento recordar las cosas del anotador que había perdido, pero no lo logro, esas memorias habían desaparecido, como una parte de su vida, entonces escribió:
 “Quizá muchos no lo comprendan, pero cuando uno escribe lo que siente, como se siente, los textos cobran un sentido especial, no deben tomarse a la ligera, nunca se debe subestimar ni restarle importancia a un cuento, un poema, o una novela, todo tiene su belleza, su valor.
Nunca dejemos de recordar, de escribir nuestras penas, nuestras alegrías, siempre hay segundas oportunidades,  y siempre hay alguien dispuesto a darlas, incluso quien menos te lo esperas.”

Cancion a la cual me recordo esta Historia:


















Escrito Originalmente por @Sanctus_ cualquier semejanza con la realidad es ciencia ficcion.

Las Cartas

Si hablamos de sueños y fantasías, lo imposible suele ser lo mejor, los mas satisfactorio…
¿Pero acaso estamos premiando a aquellos sueños que jamas se cumplirán? Si pudiésemos cumplirlos no serian imposibles, por ende ya tampoco serian los mas anhelados… “Ahh, todo esto no tiene sentido!” grito Marcos, mientras hacia un bollito con una hoja de su anotador estrella.
De repente sonó el timbre, y se sintió un ruido detrás de la puerta. Marcos tardo en llegar a abrir la puerta, era un tipo cauteloso y cerraba con candado.
Cuando la puerta abrió no había nadie, solo un sobre tirado en el suelo, en su interior una carta, Marcos pensó que era de su tía Eli que le anunciaba que iba a ir de vacaciones a visitarlo, pero no encontró nada, ni una firma… solo había una oración en tinta Azul, “aléjate del puente verde” .
Marcos se asusto un poco, parecía una advertencia, pero ¿Por qué?, encima ¿un puente verde?, el único lugar que se parecía era un pequeño paso elevado sobre la avenida que estaba cerca de su casa, pero de igual modo decidió tomar aquella carta como una equivocación o peor aun, una broma pesada de algún gracioso… “Jajaja” rio, “Algún chico bromista me quiere jugar una mala pasada”, dijo mientras tiraba el papel a la basura.

Ya era tarde, y Marcos decidió tratar de dormir un poco. Extrañamente no podía olvidar el sobre, ni la carta, justo en ese momento sonó otra ves el timbre… esta ves corrió hasta la puerta y abrió rápidamente como si se tratara de vida o muerte, y ahí estaba otra carta en el suelo, pero en esta ocasión el remitente se hallaba enfrente suyo, era Jazmín una amiga de la infancia que no veía hace muchísimo tiempo.
Sorprendido Marcos pregunto rápidamente, “Jazmín, ¿que te trae por acá?” , “¿Puedo
pasar? Contesto ella , “Claro, pasa” le dijo el.
Todo parecía muy extraño, la noche estaba muy fría y de repente entro un viento que golpeo las ventanas y sacudió las cortinas, “Contame, ¿Qué haces por acá?, ¿Vos dejaste estas cartas?” indago nuevamente Marcos, “Si, yo lo te las traje, pero ahora ya no sirven de nada” explico la muchacha, “Yo solo trate de ser amable Marcos!, pero vos me rechazaste, y lo peor es que no se por que”.
Marcos no lograba entender bien a donde iba la conversación, entonces respondió: “No se a que te referís, no logro comprenderte”
“¿Fue por eso?, ¿por que no me comprendías Marcos?, ¿Un año entero como mejores amigos no te vasto para confiar en mi?” pregunto Jazmín, “Realmente, no entiendo por que me preguntas estas cosas, yo siempre fui igual con todos” respondió Marcos,
“Y quizá ese fue tu problema, quizá siempre fuiste un cobarde, siempre al tanto de que dirían los demás, que pensarían los demás de vos, y no te permitiste vivir Marcos”.
Marcos bajo la cabeza, no encontraba respuesta posible y pensó “¿Qué habré hecho mal para que este tan molesta conmigo?”, pero antes de que el pudiese contestar, ella siguió “Es típico de vos no acordarte de las cosas pero a partir de aquel momento hace ya 5 años… ese momento donde soltaste mi mano, me sentí rechazada injustamente”, “Pero por favor decime que fue lo que hice para que estés así?” pregunto Marcos, “No puedo, no fue solo en esa ocasión, siempre tuviste la oportunidades pero no las aprovechaste, por eso ahora las cartas no sirven, me voy Marcos, olvídate de mi”, acto seguido Jazmín salió con un portazo y se perdió por el pasillo mientras el viento la seguía y dejaba de soplar.

Pasaron los días, pero Marcos no lograba olvidar lo bizarro del encuentro, y tampoco olvidaba las cartas, una estaba en su cesto de basura y la otra en poder de Jazmín
Pero… ¿Qué exactamente significaban las cartas y que relación tenían con Jazmín?, ¿Eran realmente advertencias?, pensó detenidamente durante unas horas, de repente el viento se agito nuevamente y abrió las ventanas, se parecía a aquella brisa que soplo la noche que vio a su amiga. Marcos cerro las cortinas y decidió sacar la carta del tacho, la abrió nuevamente y ahí estaba la única oración escrita en tinta Azul “Aléjate del puente verde”, en ese momento se oyó un ruido en la puerta, y sonó el timbre… Marcos corrió, pero esta ves no encontró mas que un sobre y una Rosa, “¿Habrá sido Jazmín?” se pregunto, acto seguido inspecciono la Rosa pero no encontró nada fuera de lo común, en cuanto a la carta, solo había una oración escrita en tinta Negra, “Las Lanzas sin filo no sirven”, después de leerla sintió un frio correr por su espalda, la ventana se abrió nuevamente, pero esta ves lentamente con una ligera brisa.
Marcos la cerro y se sentó en la mesa a contemplar las cartas y la Rosa, ¿Qué conexión tenían? ¿Por que las recibió el?, y lo mas intrigante de todo, ¿Habrá sido Jazmín quien las dejo en su casa?, todo parecía indicar que si, puesto que aquella noche extraña ella tenia consigo un sobre, pero ¿con que propósito? Si parecía que lo único que quería ella llamarlo cobarde… “¿Cobarde?” se pregunto Marcos, “eso si no tiene sentido, y lo voy a demostrar, si esta carta que parece una advertencia habla de un puente verde voy a ir allí inmediatamente a hacer que el que este enviando estas bromas pare de una ves!” se decidió y salió como un cohete en dirección al puentecito de la avenida, hacia frio, mucho frio había niebla y estaba todo muy oscuro, pero Marcos estaba decidido.
Una ves arriba y a mitad del puentecito, los autos pasaban por debajo con sus luces que parecían estrellas a lo lejos, estaba solo, y sin nada mas que hacer se puso a pensar, otra ves trato de recordar su pasado lo que había hecho, lo que había dicho, para que Jazmín se pusiese así con el, “si bien ella se había alejado, supuestamente fue mi culpa” pensó, “pues si, las Lanzas deben estar afiladas, pero solo así no sirven” dijo una voz en la oscuridad, “¿Quién anda ahí? Pregunto Marcos, “No tiene importancia que te diga mi nombre, no lo comprenderías, solo debes saber que no creo que estés hecho para comprender” respondió la Voz, que cada ves estaba mas cerca
“¿Fuiste vos quien envío las cartas?” dijo el, y de pronto se formo una frente a sus ojos, una bella mujer con un bello vestido blanco de pelo rojizo, sostenía una pluma en su mano derecha y un cuaderno grande en su mano Izquierda, “Podrías decir que si, pero en realidad esas cartas eran una prueba”, contesto la Mujer, “¿Una prueba? ¿Para mi?” pregunto el, 
“Si!, y no pasaste, ni creo que lo hagas, no comprendiste a tiempo lo que debías hacer” dijo ella, mientras arrojaba la pluma y dibujaba una espiral con su mano, la luz casi dejo ciego a Marcos quien cayo al suelo de repente y oyó “Es trágico y triste, las cosas que nos hacen  tan distintos, son a veces las cosas que nos hacen mas iguales, siempre buscando afilar nuestra lanza, pensamos que estamos protegidos, pero no es así, somos realmente vulnerables, ¿sabes Marcos, cual es la diferencia entre tu lanza y la mía?” termino preguntando la mujer, Marcos no entendía nada, solo quería recuperar su visión, pero casi sin voz contesto “No…. ¿Cuál?”… en ese momento el frio desapareció, una sensación tibia y agradable invadió el cuerpo de Marcos, que sintió como su cuerpo flotaba rio abajo, como si estuviese cerca de una cascada, no podía ver nada, no podía oír nada, solo se dejaba llevar, así fue como Marcos cayo del puente y la mujer desapareció en la noche, sobre una escalera que parecía estar hecha de frio Hielo.

La noche siguiente se oyó la puerta y sonó el timbre, Marco abrió los ojos, estaba de vuelta en su departamento, en su cama. Se levanto y fue al frente, pero no había nadie, reviso el suelo y ahí estaba otra ves, un sobre, lo tomo y lo dejo encima de la mesa.
Se acostó nuevamente y se puso a pensar, en Jazmín, entonces recordó como sus propios sentimientos le habían jugado una mala pasada, no entendía por que, quizá sea su suerte, quizá sea su destino, pero de algo estaba seguro, no olvidaría jamas el tiempo que paso con ella, la carta la abrió la mañana siguiente, y al leerla salió corriendo a buscarla, pues por fin había comprendido, lo que tenia que comprender.

Algunos dicen que Marcos todavía busca a Jazmín en cada esquina, en cada Palabra que escribe, en cada frase que dice, y se animarían a decir que la ultima carta también contenía una oración y estaba escrita con tinta verde como el puentecito de la avenida, y decía así:

“Las interpretaciones llevan a la infelicidad, los sentimientos y la resolución son la verdadera realidad, son lo que tenemos y hay que saber jugar con ellos, calibrar las posturas como una lanza esta bien, pero ningún asesino es feliz.”

Escrito originalmente por @Sanctus_ Cualquier similitud con la realidad es Ciencia Ficcion