Era de noche y hacia mucho frio, el invierno había llegado a la ciudad, de repente la puerta sonó y Matías salió decidido a dar un paseo con la idea de olvidar sus problemas, aunque sea por un rato, estaba molesto e iba maldiciendo su existencia a medida que caminaba, y es que resulta que el no estaba muy conforme con la vida que estaba llevando, se había peleado con sus amigos, con su familia y hasta con la persona que lo amaba, únicamente le quedaba su perro Friz.
Caminando por el medio de la calle Italia escucho un ruido y se exalto, estaban solos el y su perro, de repente una silueta salió de entre los arboles de la vereda, era un anciano que parecía tener muchas dificultades para mantenerse en pie. “¿Se encuentra bien?” le pregunto Matías, “Si no te preocupes, no es nada” contesto tardíamente el anciano, “Pe.. ¡pero si esta sangrando!” le señalo el joven, mientras del abdomen del viejo caían las gotas de sangre por un corte bastante profundo que tenia, “No pasa nada dije!... “ dijo enfurecido, “Mi nombre es Pere y no tengo mucho tiempo, así que… ¿podrías hacerme un favor?” le pregunto el extraño hombre a Matías, que no entendía nada de nada, pero igualmente accedió, “Llevale este objeto a mi gran amigo Fernando Feres, de la casa Feres… el va a saber que hacer con el”, “Pero… necesita atención medica… aparte yo no se nada de ninguna casa Feres” respondió Matías… pero el viejo no alcanzo a oírle, pues ya se había desplomado en el suelo de la calle con sus ojos cerrados.
Durante su camino de vuelta a casa, Matías aviso a las autoridades acerca del hecho y se quedo pensando el raro objeto que el viejo le había dado, “¿Y esto que cosa es?” se pregunto mientras lo examinaba, “Es una roca bastante bonita pero… ¿valdrá algo?” en ese momento llego a su casa con Friz, dejo la piedra sobre la mesa y se sirvió algo de tomar, sin duda había sido una noche de locos, sin contar la pelea que había tenido con su familia y con su novia Camila, todo el asunto del viejo le resultaba bastante perturbador así que se fue a la cama.
Al otro día ni bien despertó Matías se encontró a Friz jugando con la piedra, el perro iba y venia de un lado a otro, “Dame eso!” le decía el chico mientras corría al animal por todos los rincones, “Por fin! te agarre!, ahora haber que hago con este pedrusco” exclamo victorioso Matías y tras revisar nuevamente el objeto encontró un extraño papel escondido “¿Y esto que será?” se pregunto. Solo había una oración escrita “No debemos preocuparnos, incluso las heridas sanan, las cosas pasan por algo, debemos seguir adelante y jugar lo mejor posible con las cartas que disponemos…”, el resto estaba ilegible, “Al parecer es como una frase, pero parece mas bien un consejo, todo esto es muy extraño” pensó Matías, todo lo que le había tratado de hacer esa noche había salido mal y encima tuvo que presenciar las ultimas palabras de un pobre viejo, “Pero no tengo tiempo para preocuparme por esto…” dijo y salió rápidamente de la casa para ir a trabajar.
En el camino Matías freno en un semáforo, mientras enfrente de sus ojos pasaban tres hombres cargando lo que parecía ser un letrero, que tenia una palmera grande dibujada y en sus letras se leía “ Isla F.E.R.E.S.”, al parecer era para reemplazar el viejo cartel de la tienda de antigüedades que había en esa calle.
Matías estaciono rápidamente en un costado y bajo de su auto, llevaba consigo la piedra del viejo Pere así que cruzo la calle rápidamente con rumbo a la tienda.
Una vez allí, toco a la puerta y vio una persona acercarse, “¿Que tal?, que lo trae a Feres” saludo el vendedor, sacando el objeto de su bolsillo derecho Matías pregunto “¿Es usted Fernando Feres?” , el hombre miro detenidamente la piedra y acto seguido fue hasta una punta de la tienda, de donde saco una extraña caja, “Así es, mi nombre es Fernando Feres y supongo que te mando Pere ¿no es así?” dijo el vendedor, Matías estaba intrigado así que siguió con la conversación “Si, el me dio esta piedra y me pidió que se la trajera a usted”, en ese momento Fernando abrió la caja que llevaba, puso el pedrusco dentro y se la dio a Matías, mientras decía “Por favor seguime a la parte de atrás de la tienda”.
Cuando entraron en la parte trasera, Matías quedo sorprendido por la cantidad de adornos y objetos antiquísimos que se repartían a lo largo de la habitación, había espadas, jarrones, cuadros, escudos todos viejos pero muy bonitos y debidamente cuidados, pero de un momento a otro la mirada de Matías se poso sobre la armadura que yacía en el centro de lugar, era sencillamente majestuosa y tenia unos colores llamativos, “Acá por favor… pone la piedra acá” le dijo Fernando señalando una cavidad marcada en el pecho de la armadura. Matías coloco la piedra en el centro de la cavidad, y de repente una luz azul lo envolvió, “Que… ¿Qué es esto?” pregunto , pero ya era demasiado tarde, ya no estaba en la tienda de antigüedades, sino que había vuelto a su casa.
Ya había caído la noche y todo daba vueltas en la cabeza de Matías, el asunto era extremadamente confuso, así que decidió olvidar por completo el evento de la piedra, abrió la heladera, se sirvió algo de tomar y le dio de comer a su perro Friz quien estaba recostado cerca de su tazón, acto seguido tomo el teléfono e intento hablar con Camila, pero daba ocupado, sin mas ni mas y a pesar de todo lo sucedido esa noche, Matías durmió tranquilo.
La mañana siguiente se despertó bien temprano y salió rumbo a la casa de su novia, todo el camino se la paso pensando que decir, que hacer para disculparse. Cuando llego toco el timbre, Camila se paro en el frente y pregunto “Si ¿Quién es?”, “Soy yo, Cami” dijo Matías mientras la puerta se abría a medias, “Emm… lo siento pero ¿lo conozco?” volvió a preguntar ella, “No me reconoces, soy yo. Matías” respondió Matías, pero Camila no parecía saber de el.
Molesto y frustrado Matías intento e intento convencer a Camila de que eran novios y se conocían, pero no hubo caso, y después de que ella llamo a la policía, decidió salir de ahí, “Que loca esta piba, mira que no atenderme después de que me vine hasta acá” decía Matías mientras subía a su auto, había decidido ir a ver a sus padres para aclarar las cosas, pero cuando llego a su casa, ellos no parecían reconocerlo como su hijo, “Nuestro Matías murió hace ya 3 años, ¡como es posible que tengas cara para venir a hacernos esas bromas pesadas!” se enfureció su padre, Hector , mientras llamaba a seguridad.
Matías seguía sin entender ,“¿Así que estoy muerto?, ¿Camila no se acuerda de mi?, nada de esto tiene sentido ¿ pero que les pasa a todos hoy?, ya se , seguramente siguen molestos pero ya se les va a pasar… supongo” pensó cuando se iba.
Cuando llego a su casa Matías encontró a Friz en la puerta, parecía triste de algún modo, “no sabes que día tuve Friz, me echaron de todos lados” le dijo al animal al mismo tiempo que se agachaba para tomar un sobre que había en el piso, “Estimado Solicitante, le informamos que se a rechazado su solicitud para trabajar en la empresa F.E.R.E.S. S.A.” decía. Matías no entendía nada mas, Feres era el apellido del dueño de la tienda de Antigüedades y no era una empresa, además no tenia familia, ni novia, ni trabajo, era evidente que esa no era su vida, “¡Pero que esta pasando!” grito, “¿No tendrá que ver con esa piedra endemoniada no?” se pregunto después. El perro soltó un ladrido, era el único que lo recordaba, entonces Matías se quedo mirándolo fijamente, pero de repente Friz salió corriendo hacia la calle, “¿¡A donde vas Friz!?, veni para acá” dijo el joven mientras salía tras el.
Hacia frio y dos siluetas corrían incesantemente por las calles en plena noche, “¡Vayan a dormir locos!" se escucho desde un edificio, pero no había caso los dos corrían y corrían hasta que de repente el perro se detuvo en una esquina bastante alejada, “¡Friz!, ¡Congelado! ¡Congelado! ... quédate ahí por favor” le pidió Matías que no había reconocido el lugar, pero Friz no hizo caso alguno y cruzo la calle rápidamente, entonces Matías pensó que otra ves iba a escapar, pero no fue así, el animal se quedo sentado frente a lo que parecía ser un local abandonado, cuyas ventanas estaban tapadas con madera y la fachada se caía a pedazos.
De repente Matías se sintió cansado, al parecer había sido por correr, pero no estaba agitado, “Quizá sea solo el frio” pensó mientras cruzaba, “¿Ahora te vas a quedar quieto?” le pregunto a su mascota que le respondió con un ladrido, “Bueno, volvamos a casa que estoy exhausto…” dijo Matías cuando de repente comenzó a sentirse algo mareado, tuvo que arrodillarse “¿Que me pasa?” se pregunto, y entonces noto un extraño papel debajo de la pata de Friz así que lo tomo. Mientras lo abría recordó otra vez la piedra y aquella frase que había leído en aquella ocasión… al parecer era la continuación del anterior y decía
“[…] Y es que la vida es un juego y no digo que a todos nos pase, pero es verdad que en algún momento de nuestra vida algunos de nosotros nos sentimos vacíos, como que no tenemos nada ni a nadie, y si es una situación difícil, pero pensemos que aun así todavía tenemos un compromiso, un deber que cumplir como especie, como seres humanos, algo que pasar a las generaciones que siguen, atraves de canciones, escritos, películas, fotos.
Todos tenemos un sentido por el que vivir, algo en que creer, lo correcto, solo hay que encontrarlo.”
En ese momento, Matías se levanto como pudo, estaba muy mareado y débil. Friz quien seguía a su lado, lo seguía con la mirada inquietamente, como poseído, y después de un largo silencio oyó a su dueño decir: “Volvamos, a casa Friz, mi fiel amigo, una vida nos espera”
Así los dos volvieron caminado, y pasaron por la calle Italia, donde Matías tiro el papel que habían encontrado.
Escrito Originalmente por @Sanctus_ cualquier semejanza con la realidad es ciencia ficcion.
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