Lo único que recordaba era que lo había prestado por alguna razón, quizá estaba enamorado, quizá solo quería hacer una buena acción, no lo sabremos nunca, lo que es seguro es que ahora su vacío fue cada ves mas grande, hasta que recibió ayuda inesperada.
Todo comenzó una primavera, cuando Luis volvía de la casa de Antigüedades de Don Atilio, esa que quedaba en la calle Illia al 373, mientras cruzaba la calle por la senda, se choco con una extraña mujer, el le pidió perdón, ella le sonrío y siguió su camino sin decir nada, “Tan apurada ibas a estar” soltó Luis por lo bajo y avanzo por la calle.
Ya llegando a su casa, se encontró un hermoso gato negro y de ojos verdes al costado de su vereda, estaba lastimado y salía sangre de una de sus patitas, “Oh, probecito, ¿Quién te hizo esto?” pregunto Luis mientras alzaba al animal, “Vamos, que voy a curarte” dijo al abrir su puerta.
Pasaron unos minutos hasta que Luis pudo encontrar las vendas en el botiquín, y luego de curar al gato se sentó en su sillón a descansar un rato, no pudo dormirse por que sintió que alguien lo observaba, entonces giro la cabeza y ahí vio unos ojos verdes grandes posados sobre el, “Supongo que tengo que ponerte nombre” dijo Luis, “Te voy a llamar Gouto… o ¿suena muy raro?” dudo, “No, así esta bien” concluyo, mientras en la puerta sonaba la campana que tenia a modo de timbre, “Ya va!” grito al mismo tiempo que se levantaba.
Era Cintia su vecina, “¿Cómo estas Luis?” pregunto ella, “Bien, ¿vos? ¿Qué te trae por acá?” respondió Luis, “Vine a pedirte un favor, necesito que me prestes tu anotador” , la cara de Luis se desdibujo un poco, no entendía para que quería su anotador personal, pero al final acepto, “Acá esta, cuídalo por favor te lo pido, es muy valioso para mi” le dijo el, “Desde ya Luis, no te preocupes, termino lo que tengo que hacer y te lo devuelvo, Ahh… y muchas gracias” respondió ella mientras le daba un beso en la mejilla y se iba.
“¿Vos que pensas Gouto?, ¿De que iba todo esto?” pregunto Luis al aire mientras miraba al Gato, la idea era un poco extraña, el anotador era muy importante para Luis, en el guardaba muchos recuerdos en letras, palabras, oraciones y tenia varios stickers, regalos de gente que estimaba demasiado, entonces ¿Por qué lo presto?, Cintia era una chica que atraía a Luis, probablemente eso fue la razón, sin embargo el no lo sintió de esa manera, quizá actúo inconscientemente, a pesar de que lo pensó no hallo respuesta y decidió irse a dormir.
Los días pasaron y pasaron, pero nuestro amigo no tenia su anotador, estaba triste y desilusionado, quien sabe cuantas historias y recuerdos valiosos para Luis se perdieron en el tiempo, quien sabe cuantas historias no fueron escritas, “¿Y si compro uno nuevo?” pensó, “nah, hoy paso y se lo pido”. Y así fue como en el camino de vuelta, fue directo a lo de Cintia, sin pasar por la casa de Antigüedades de Illia al 373, y ni bien llego toco el timbre, pero no había nadie, así que decidió ir a su domicilio.
Cuando abrió la puerta, Luis vio a Gouto subido al sillón, parecía feliz de algún modo, su pata seguía lastimada pero de algún modo se las ingenio para subir allí, Luis noto que debajo del gato había algo brilloso, entonces se acerco, y noto la forma de un cuaderno, con cuidado levanto al animal y tomo el objeto, era un anotador con un moño.
“Como llego esto acá” se pregunto Luis, el cuaderno era viejísimo, gris con unas estrellas dibujadas en los costados de las tapas, sus hojas estaban gastadas pero bastante bien conservadas y totalmente en blanco, a excepción de la primera que estaba escrita con tinta china y era una frase que decía: “Imaginemos nuevos sueños”, “Bueno al menos voy a poder escribir algo, gracias Gouto!” dijo mientras dejaba al gato en el otro sillón, esa noche Luis ni se cuestiono acerca del cuaderno, quizá llego ahí como por arte de magia, pero solo se limito a escribir, estaba otra ves eufórico por lo que gasto casi toda la tinta negra que tenia.
Al día siguiente Luis se levanto temprano y fue a trabajar, de regreso paso por la casa de Antigüedades pero estaba cerrada y con un letrero de “se vende”, así que fue directo a su hogar.
Ya habían pasado casi 2 meses desde que Cintia se había llevado su anotador, sin embargo el estaba feliz de algún modo, Gouto estaba recuperado y recorría la casa con celeridad, cosa que le alegro ver, Luis comenzó a escribir otra vez, en esta ocasión intento recordar las cosas del anotador que había perdido, pero no lo logro, esas memorias habían desaparecido, como una parte de su vida, entonces escribió:
“Quizá muchos no lo comprendan, pero cuando uno escribe lo que siente, como se siente, los textos cobran un sentido especial, no deben tomarse a la ligera, nunca se debe subestimar ni restarle importancia a un cuento, un poema, o una novela, todo tiene su belleza, su valor.
Nunca dejemos de recordar, de escribir nuestras penas, nuestras alegrías, siempre hay segundas oportunidades, y siempre hay alguien dispuesto a darlas, incluso quien menos te lo esperas.”
Cancion a la cual me recordo esta Historia:
Escrito Originalmente por @Sanctus_ cualquier semejanza con la realidad es ciencia ficcion.
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